jueves, 14 de marzo de 2013

CONSTRUIR ALTERNATIVAS, URGENTE NECESIDAD

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Siempre fue así.

Hay momentos en los que la movilización social generalizada puede acelerar los procesos. Vivimos en crisis, estafa o guerra que quieren ganar los de siempre.

En España, y otros países europeos, somos víctimas de recetas ideadas por aquellos que no conocen los problemas reales, cotidianos, de las grandes mayorías. Supuestos expertos que no ven. Para ellos, los que quedan en los márgenes no existen. 

La historia se repite. Pregunten  a los latinoamericanos por las consecuencias de sus años de reformas económicas. La Memoria es nuestra mayor garantía.

Puestos a recordar, me gustaría que se recordara a la generación de idealistas latinoamericanos. Locos, románticos que salieron a pelear. Consideraban hermanos a todos los que se indignaban ante situaciones de injusticia, a aquellos dispuestos a rebelarse y luchar por la dignidad.

Consiguieron muchas cosas. Otros no. Muchos de los más puros  acabaron siendo atacados por sus antiguos compañeros.  

Una de sus enseñanzas fundamentales es la coherencia. Coherencia para recordar que el fin no puede justiciar los medios; para recordar que ninguna ideología, ningunas siglas, pueden servir para justificar lo injustificable. Algunos de los mejores fueron condenados, marginados, por su espíritu crítico, por su afán de coherencia. Dijo Eduardo Galeano que “no merece la pena vivir para ganar”.

A veces, muchas veces, ganamos haciendo lo que la conciencia nos dice que debemos hacer.
Porque, como tantas veces se ha gritado en los últimos meses, “Sí se puede”.  Desde el 15-M se ha recordado también que “si luchamos podemos perder, si no luchamos estamos perdidos”.

Estamos perdidos porque los mercados sueñan  la destrucción de una sociedad de oportunidades, con un potente Estado del Bienestar. Trabajar más y cobrar menos recomiendan algunos. Quizás los mismos que admiran el llamado capitalismo de valores asiáticos.
La historia no ha terminado, para disgusto de algunos. La historia, además, nos demuestra que es posible construir alternativas. Nos demuestra que los cambios son posibles y que la lucha por la dignidad y la justicia da resultados.

Podemos comprobarlo, en nuestros días, con los activistas que han conseguido paralizar desahucios. Es decir, han conseguido que no se expulse a familias de sus casas, que no se destroce la vida de cientos de personas, que no se imponga la ley del más fuerte.
Necesitamos unirnos, no podemos dejar pasar más tiempo para construir alternativas necesarias ante una realidad insoportable.

Otra historia, otro futuro, otro mundo es posible. Lo hemos comprobado muchas veces, se ha recordado en cada Foro Social Mundial.

La meta debe ser un horizonte donde nadie quede excluido, donde la libertad sea para todos.

Donde los que hablan de libertad no digan que no hay alternativa a un sistema en el que niños dalits deben disputar con las ratas unos gramos de alimento. No podemos vivir en una sociedad que permite que un niño viva en condiciones de extrema pobreza a pocos kilómetros del centro de la capital del país, una sociedad que permite que ese niño tenga que ser ingresado por la mordedura de una rata. Vivimos en un mundo donde algunos obtienen grandes sumas de dinero con la venta de armas a países con conflictos en los que participan niños soldados, donde la maximización de beneficios multiplica las víctimas por hambre. En un mundo con millones de esclavos  prima el infoentretenimiento.

Defiende  Zygmunt Bauman “la idea de que la libertad individual sólo puede ser producto del trabajo colectivo (sólo puede ser conseguida y garantizada colectivamente)”. Una propuesta radicalmente necesaria en una sociedad individualista, en la que se ha intentado privatizar la utopía, ante la pasividad de muchos. Sin ir más lejos, Ignacio Ramonet, recordaba que, en Europa, “los socialdemócratas, casi siempre apoyados por las izquierdas y los sindicatos, aportaron respuestas originales y progresistas: sufragio universal, enseñanza gratuita para todos, derecho a un empleo, seguridad social, nacionalizaciones, Estado social, Estado de Bienestar…”.
La socialdemocracia ayudó a construir sistemas que ofrecieron oportunidades universales, donde la desigualdad aún se consideraba un mal social. 

Sin embargo, continuaba Ramonet, “la socialdemocracia europea carece de nueva utopía social. En la mente de muchos de sus electores, hasta en los más modestos, el consumismo triunfa, así como el deseo de enriquecerse, de divertirse, de zambullirse en las abundancias, de ser feliz sin mala conciencia… Frente a ese hedonismo dominante, machacado en permanencia por la publicidad y los medios masivos de manipulación, los dirigentes socialdemócratas ya no se atreven a ir contracorriente.”

En España es fácil constatar las consecuencias políticas de la traición a unos ideales, al ideal de sociedad justa. Se olvidó también defender el espacio público, defender la democracia como gobierno del 100%. “Todo es política”. La política es el arte de la construcción permanente, de hacer posible lo deseable, de buscar soluciones colectivas a los problemas individuales, de hacer posible que cada persona viva una vida plena.  Una causa justa. Que los indignos no la conviertan en indigna. Luchemos. Lo haremos, en palabras de Víctor Alonso Rocafort con “el valor que confiere saber que participamos en causas justas.”
Reflexionemos. Busquemos la coherencia. Seamos capaces de mirarnos al espejo.
Nos va el futuro en ello.

*Escrito para revista alandar

lunes, 17 de septiembre de 2012

El reto de la desigualdad

El 17 de septiembre de 2011, cientos de personas se concentraron en el parque Zuccoti de Nueva York. Reclamaban alternativas. Compartían un sentimiento de indignación ante la creciente desigualdad. Había comenzado el fenómeno Occupy Wall Street. 

Desde aquel día, el grito de “Somos el 99%” sería repetido cientos, miles de veces. El otro  uno por ciento concentra cerca de la mitad de la riqueza en Estados Unidos, gracias a un modelo que ha favorecido la creciente desigualdad  que permitió a unos pocos acumular riquezas mientras la mayoría de ciudadanos experimentaba un deterioro en sus condiciones de vida.

El año pasado se alcanzaron cifras récord en venta de armamento y en el número de personas con un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares.

Mientras,  millones de personas fueron víctimas del hambre y varias miles expulsadas de sus casas. Otras muchas vieron como comenzaba a desvanecerse el sueño de la igualdad de oportunidades; como consecuencia de las políticas de austeridad.

Ante este panorama se rebela Joseph E. Stiglitz con su libro El precio de la desigualdad. Alerta de los costes sociales y económicos (en forma de economías menos productivas y eficientes) que conlleva la desigualdad social, en máximos históricos a nivel global.

Duncan Green, responsable de Campañas de Oxfam, defendía, en un texto publicado en 2008 , que “la desigualdad socava la sociedad y sus instituciones” al favorecer el éxito de las presiones ejercidas por las élites. De la misma forma, recuerda el enorme coste que representa en términos de potencial humano desaprovechado,que “la  educación  es  la  mejor  manera  de romper la transmisión de privaciones de una generación a la siguiente” y anuncia el fracaso de los denominados “métodos antiguos”, entre los que incluye la democracia de baja intensidad y la economía del goteo.

Branko Milanovic, economista del Banco Mundial,  identifica las enormes desigualdades en la distribución de ingresos como “causa real de la crisis financiera” a la vez que afirma que “en un sistema democrático, no es posible la estabilidad política con un modelo de desarrollo excesivamente desigual”.

Olga Rodríguez, quien comparte el malestar ante el estado actual de las cosas,  explica en su último libro ”Yo muero hoy” la relación entre los recortes en sectores sociales básicos y el auge de la participación ciudadana dentro de movimientos críticos en el Norte de África.

El estallido social en Túnez, donde los sucesivos dirigentes aplicaron recomendaciones de las instituciones financieras internacionales, demostró que los resultados macroeconómicos positivos no son suficientes. Por el contrario, como argumenta Amartya Sen, el crecimiento económico no debe ser un fin en sí mismo sino tener el desarrollo humano como meta.

Por último, Nouriel Roubini  considera que el modelo de laissez-faire ha fracasado. Recuerda, en un importante texto, que el auge de los Estados del Bienestar, a partir de los años cuarenta, condujo a un periodo de disminución de la desigualdad acompañado de crecimiento económico. Critica la herencia de los impulsos de Reagan y Thatcher en favor de la desregulación masiva. Para el futuro queda una advertencia:
“Cualquier modelo económico que no responda adecuadamente al reto de la desigualdad tendrá que hacer frente a una crisis de legitimidad”.


*Publicado en Miradas de Internacional

lunes, 27 de agosto de 2012

Una mirada a la política neozelandesa

A finales del pasado mes de Mayo, cientos de estudiantes universitarios bloquearon la calle principal de Auckland, la ciudad más poblada de Nueva Zelanda. Los jóvenes protestaban por los recortes en educación anunciados por el gobierno del conservador John Key, al considerar que las medidas anunciadas conducirían a la exclusión de los estudiantes con recursos económicos reducidos. Sin embargo, las concentraciones estudiantiles no han sido el único movimiento ciudadano descontento con la situación actual.

La campaña ´Keep our assets´, iniciativa ciudadana que lucha para evitar la privatización de las compañías eléctricas y la aerolínea nacional, ha conseguido numerosas adhesiones. Sus integrantes defienden la titularidad pública de los recursos mencionados, al considerar que la privatización conllevaría el lucro de unas pocas personas en detrimento del bienestar colectivo.
Los laboristas neozelandeses , principal partido de la oposición, han participado activamente en las movilizaciones. Arrastran, sin embargo, la falta de credibilidad asociada al periodo de privatizaciones y aplicación de recetas económicas neoliberales, conocido como Rogernomics.
Tras la marcha de la carismática Helen Clark, antigua primera ministra y actualmente directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Partido Laborista de Nueva Zelanda atraviesa una etapa complicada. En las últimas elecciones de 2011, las segundas que ganan los conservadores del Partido Nacional, sufrieron una importante pérdida de votos.  Una parte importante de los votantes laboristas descontentos se refugiaron en el Partido Verde, convertido en tercera fuerza política del país, tras recibir un fuerte apoyo por parte de la clase media.

El pasado 16 de Junio, cientos de personas originarias de las islas del Pacífico participaron en una manifestación en el centro de Auckland.  Los manifestantes, un considerable porcentaje de los cuales han nacido en Nueva Zelanda, expresaron su descontento por la situación que padecen sus comunidades. Reclamaban viviendas asequibles, mejor educación, asistencia sanitaria de calidad, un sistema de justicia equitativo y trabajo.

También la población maorí, que constituye alrededor del quince por ciento de la población neozelandesa y mantiene peores indicadores socioeconómicos que sus compatriotas de origen europeo, sigue luchando por conquistar derechos. Curiosamente, el populista New Zealand First, cuarta fuerza política del país, cosechó una importante porción del voto maorí en las últimas elecciones.

Además del Partido Laborista, tradicional receptor del apoyo electoral maorí, dos partidos compitieron en la última consulta electoral por el voto indígena: el Partido Maorí  y el Partido Mana.
Completan el parlamentario salido de las elecciones del pasado 26 de noviembre, los liberales de ACT (siglas en inglés) y el partido de origen cristiano, Futuro Unido.

El último gran debate nacional que completa el interesante panorama político neozelandés hace referencia a la posible aprobación de una norma que regule el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un debate de resultado incierto, a pesar de sondeos favorables y un abrumador apoyo entre la población joven. 

*Publicado en Miradas de Internacional

martes, 19 de junio de 2012

¿Hacia el fin del dogma de la austeridad?


Ban Ki-Moon, secretario general de Naciones Unidas, invitará a los líderes mundiales a “encontrar medidas que estimulen las economías y crear trabajos decentes, al tiempo que provean protección social para los más pobres y vulnerables”. Estas declaraciones se producen en un contexto en que las políticas de austeridad consiguen imponerse, a pesar del coste social de las mismas con Grecia como caso emblemático. En el país heleno, sometido a presiones externas, se suceden recortes en el gasto público que afectan a miles de personas.  Recortes que, como en España, han afectado a sectores sociales básicos como educación y sanidad.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, alerta del aumento de la desigualdad social que este tipo de medidas puede provocar, agravando así el problema sobre el que alertó un reciente informe de la OECD. 

Mientras Amartya Sen, al analizar la situación europea, afirma que “el evidente fracaso de los mandatos de austeridad impuestos hasta ahora ha socavado no sólo la participación pública – un valor en sí mismo -, sino también la posibilidad de llegar a una solución prudente, sensata y una solución oportuna”, en The Guardian escriben sobre el fracaso del “cruel experimento de la austeridad”, identificando la ideología dominante como el problema de mayor envergadura.

No son éstas las únicas voces que critican el dogma de la austeridad, en un reciente libro apoyado por Oxfam, se exige un cambio de rumbo, recordando que el  fracaso económico de los países desarrollados podría conducir a reducir el crecimiento en el resto del mundo y a empeorar la situación de pobreza entre los segmentos globales más vulnerables. Los autores recomiendan, entre otras medidas, el establecimiento de una tasa sobre las transacciones financieras, también conocida como ´Tasa Robin Hood´.

En el contexto europeo, la victoria electoral de François Hollande abre la puerta a un enfoque diferente; se le identifica como el líder de una revolución socialdemócrata contraria a la austeridad y a la destrucción del estado social.

Una alternativa que puede sintonizar con ideas como las de Paul Krugman, también, como Sen y Stiglitz, Premio Nobel de Economía, quien en un artículo publicado en El País afirmó:
“Lo más exasperante de esta tragedia es que era totalmente innecesaria. Hace un siglo, cualquier economista -o, de hecho, cualquier estudiante universitario que hubiese leído el libro de texto Economía, de Paul Samuelson- les podría haber dicho que la austeridad frente a una depresión era una idea muy mala.
Pero los que elaboran las políticas, los expertos y, siento decirlo, muchos economistas decidieron, en gran parte por razones políticas, olvidar lo que solían saber. Y millones de trabajadores están pagando el precio de su amnesia deliberada”.

*Publicado en Miradas de Internacional


domingo, 20 de mayo de 2012

Timor Oriental cumple diez años como estado independiente

El 20 de mayo de 2002 Timor Oriental alcanzaría la ansiada meta de la independencia. Quedaban atrás décadas de ocupación por parte de fuerzas indonesias, en uno de los episodios más horribles de la historia del siglo XX. Tropas indonesias invadieron la antigua colonia portuguesa, pocos días después de que la antigua metrópoli reconociera su independencia. Comenzaría entonces un proceso de terror impuesto con el objetivo de aniquilar cualquier movimiento nacionalista.

Ante el silencio de las potencias occidentales, Indonesia mantuvo el control de la zona durante un cuarto de siglo. Australia y Estados Unidos reconocieron de facto la soberanía indonesia sobre el territorio al mismo tiempo que suministraban armamento al país gobernando por Suharto, a pesar de las decenas de miles de muertes por hambre con el objetivo de diezmar la población de Timor Oriental, el uso de armas químicas como el napalm que tanto dolor causó en Vietnam, o el empleo de la violación, que sufrieron miles de mujeres, como arma de guerra. Tampoco importaron las víctimas en la región de Aceh o en Papúa Occidental.

Noam Chomsky, en Una nueva generación dicta las reglas, recordará cómo los Estados Unidos apoyaron la toma de poder de Suharto, a quien consideraban un importante aliado en su lucha contra el comunismo, haciendo posible con su silencio y cooperación la represión en Timor. El gobierno australiano, por su parte, respaldó las pretensiones de Jakarta desde el comienzo de la ocupación, sin que las muertes de cientos de civiles fueran impedimento para la firma de acuerdos de explotación petrolífera.

La ocupación del territorio del actual Timor Oriental entre 1975 y 1999 supuso la muerte de una tercera parte de la población. Muchas de las víctimas del genocidio perdieron la vida en campos de concentración. Otros, participantes en el movimiento de resistencia, lo hicieron en enfrentamientos armados con las tropas indonesias. Cientos más tuvieron que huir al exilio para evitar amenazas  que incluía diferentes tipos de torturas, mutilaciones y muerte para todo aquel que cuestionara el dominio de los ocupantes.

Finalmente, tras la caída de Suharto, el gobierno indonesio  convocó un referéndum para determinar el futuro del también conocido Timor Leste. La victoria de la opción independentista en la consulta celebrada en 1999 supuso el inicio de una política de tierra quemada  por parte de elementos contrarios a la independencia, secundados por el ejército de Indonesia, que llevó al desplazamiento de la mayor parte de la población, cientos de asesinatos, decenas de violaciones, así como la destrucción de viviendas y a inutilizar depósitos de agua a lo largo del país. El premio Nobel de Literatura, José Saramago escribiría un memorable texto en aquellos días. Finalmente, una fuerza de Naciones Unidas intervendría en 2002, mientras que la independencia del país sería reconocida internacionalmente el día 20 de Mayo.

En los años posteriores la situación política del país vive momentos convulsos, entre los que destaca el intento de golpe de Estado en 2008 cuando José Manuel Ramos-Horta, presidente del país, fue gravemente herido. Ramos-Horta, quien tuvo que reconocer su derrota en las recientes elecciones presidenciales, es una de las figuras más importantes en la historia reciente. Recibió junto a un sacerdote católico, Carlos Felipe Ximenes Belo, el Nobel de la Paz en 1996. En 2006 se vivieron además tensiones internas que estuvieron a punto de provocar una guerra civil.
Además de celebrar sus primeros diez años de independencia, los ciudadanos del pequeño estado vieron ayer cómo su nuevo presidente, José María Vasconcelos, tomaba posesión. Más conocido como Taur Matan Ruak,  Vasconcelos, que fue líder de las fuerzas armadas hasta el pasado año, se impuso en la segunda ronda al candidato del FRETILIN, formación clave en la lucha independentista, Francisco Guterres. Tendrá que afrontar, entre otros desafíos como el desempleo juvenil y la desigualdad de la mujer, el reto de combatir la pobreza en un país que, a pesar de contar con importantes recursos naturales, sigue estando entre los más pobres del planeta.

*Continúa en Miradas de Internacional

miércoles, 18 de abril de 2012

Intuición


Algunas grandes mentes aseguran que el egoísmo es el camino más corto hacia el progreso humano. Que perdonar a los que roban millones al conjunto de ciudadanos mediante prácticas deshonestas es una buena medida. Que de nada sirve comprometerse en luchas sociales cuando el resultado será el mismo contigo o sin ti. Dicen, aunque quizás sean otros,  que todos tenemos derecho a cazar paquidermos si nos apetece. Comprensible les resulta que otras personas en edad de jubilación paguen por sus medicamentos, sin importar que su pensión no les alcance para comprar más allá de las ofertas del supermercado.

Perderá aquella generación que no salga a jugar pensando que,a pesar de las derrotas, es posible ganar. “El fútbol es la guerra organizada” escribió alguien en la dedicatoria de un libro. A veces, en Alcorcón ganan cuatro a cero.  
Creo en esa generación con ilusiones, sensible e incontrolable, capaz de intuir que los miles de desahuciados no pueden ser los culpables. Personas que desconfían de aquellos que,  siguiendo ese mal hábito de no renegociar deudas, obligan a familias a abandonar sus casas. Porque aquellos que firmaron contratos también tienen derecho a soñar y a que sus hijos disfruten de oportunidades. Lo confieso, estoy con los que algunos llaman vagos, porque quieren vivir con tiempo para algo más que para trabajar.  Con los que se negarán a dejarse asustar por aquellos a los que no les gusta la protesta, a los que inquieta una sociedad crítica.Aquellos que ven eficiencia en la masificación de las clases. Lujos insostenibles para los otros de los que no privarán a su familia. Intentarán crear dudas ante la clara injusticia recordándonos su complejidad, el carácter inaccesible para no iniciados. Piensan que es hora de ayudar a los que nos golpean por el bien de todos.

Mi intuición me dice que algunos acabarían más doloridos, como siempre. Es tiempo de cambiar, radicalmente, cuidando los compañeros de viaje. Quiero estar al lado de los que viven sus valores sin callarse por la presión de unas siglas. Aunque quieran dejarnos sin sueños, no nos quitarán la posibilidad de imaginar otras alternativas. Alternativas que podemos construir día a día. El miedo, la incertidumbre, la distancia o la perspectiva de un fracaso posible no deben servir para mantenernos alejados. Estamos condenados a estar juntos. Es hora de cambiar el mundo y sabes por donde comenzar.

martes, 20 de marzo de 2012

Hipocresía

Continúa el asesinato en masa en Siria.


Gervasio Sánchez ha tratado en su trayectoria profesional las consecuencias de las minas antipersonas.
Después de años de fuertes movilizaciones, se consiguió materializar un tratado internacional que establecía su prohibición. El Tratado de Ottawa. A día de hoy, Estados Unidos, China y Rusia siguen sin firmarlo.

Occidente arrastra contradicciones. De Lumumba a Somalia. Las violaciones de Derechos Humanos en Arabia Saudí se ignoran.Las armas que matan en el Sur se fabrican en el Norte. Gervasio denuncia la hipocresía de España en un polémico texto.

Recuerdo que Arcadi Oliveres explicaba que Estados Unidos, país condenado por la Corte Internacional de Justicia por sus actividades de terrorismo de estado en Nicaragua, permitía la entrada de cocaína en el país a cambio de colaboración con el suministro de armas a la Contra.  
Las armas siguen direcciones contrarias a las de la droga. O el coltán. O la que seguían los diamantes de sangre que alimentaron el conflicto interno en Sierra Leona.
La posición en materia de drogas es una muestra más de la extendida hipocresía. Estados Unidos, paladín de los Derechos Humanos. Abu Ghraib, Guatánamo, asesinatos ilegales, pena de muerte.

Me impactó conocer Auswichtz. Testimonio de  inmensa brutalidad humana. Millones fueron asesinados en campos de exterminio ante la pasividad de la gran mayoría. Judíos, intelectuales de izquierda, homosexuales,gitanos,nacionalistas polacos. También españoles, de los que habían perdido la guerra. Una tragedia,extrema aberración humana.
Algunos de los responsables fueron ahorcados. Los responsables de crímenes de guerra en el bando vencedor jamás fueron juzgados. Nadie ha respondido ante el horrendo crimen que supuso el empleo de bombas nucleares. Espero que la razón colectiva se imponga y podamos alegrarnos por la prohibición de estas armas.

En Latinoamérica se alzan voces en favor de debates necesarios en materia de drogas. En México se puede constatar el fracaso de una estrategia equivocada. Federico Mayor Zaragoza escribió, contundente:
"Mientras siga siendo un fabuloso negocio, no habrá solución por la fuerza. Porque pueden acallar muchas voces, porque pueden matar sin contemplaciones, porque pueden comprar muchas armas y voluntades, porque pueden ocultar y lavar su negro dinero en paraísos fiscales..."




En España, mientras la gran mayoría de la población apoya la ayuda al desarrollo, el ministro correspondiente anunciaba recortes en el ámbito con unas lamentables palabras.
Otro espacio que el Estado corre el riesgo de desocupar. Ahora quieren privatizar la solidaridad. Eludir obligaciones apelando a las buenas intenciones individuales. Resulta familiar en un país donde se oculta habitualmente el origen del déficit. Donde la sanidad pública está en peligro.


En Francia, Sarkozy intenta captar ciertos votos con un discurso populista, pretende cerrar, aún más, las fronteras europeas.Las normativas generan sufrimiento. En 2011 el balance migratorio español cambió respecto a la tendencia anterior. Fueron más los que se fueron que los que llegaron.  Debemos permanecer alerta y combativos ante los mensajes tóxicos de aquellos que atizan el miedo.
Vivimos en una época de miedos e incertidumbres. Miedo que genera pasividad, indolencia. También posiciones radicales de aquellos que, en este mundo líquido, se aferran a una identidad con ánimo excluyente y trágicas consecuencias. 
 El riesgo que supone la configuración de una cultura y pensamiento único ayudan a que aparezcan estas idea tal y como Maalouf analiza en un brillante ensayo en el que reconoce el riesgo de que la globalización resulte uniformadora, pero también destaca las nuevas oportunidades para defender causas necesarias. 
Hay otro importante mensaje que transmite el texto: el mundo será lo que hagamos de él.
Nuestras sociedades serán como queramos que sean. El futuro no está escrito.
Se construye cada día.