martes, 19 de junio de 2012

¿Hacia el fin del dogma de la austeridad?


Ban Ki-Moon, secretario general de Naciones Unidas, invitará a los líderes mundiales a “encontrar medidas que estimulen las economías y crear trabajos decentes, al tiempo que provean protección social para los más pobres y vulnerables”. Estas declaraciones se producen en un contexto en que las políticas de austeridad consiguen imponerse, a pesar del coste social de las mismas con Grecia como caso emblemático. En el país heleno, sometido a presiones externas, se suceden recortes en el gasto público que afectan a miles de personas.  Recortes que, como en España, han afectado a sectores sociales básicos como educación y sanidad.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, alerta del aumento de la desigualdad social que este tipo de medidas puede provocar, agravando así el problema sobre el que alertó un reciente informe de la OECD. 

Mientras Amartya Sen, al analizar la situación europea, afirma que “el evidente fracaso de los mandatos de austeridad impuestos hasta ahora ha socavado no sólo la participación pública – un valor en sí mismo -, sino también la posibilidad de llegar a una solución prudente, sensata y una solución oportuna”, en The Guardian escriben sobre el fracaso del “cruel experimento de la austeridad”, identificando la ideología dominante como el problema de mayor envergadura.

No son éstas las únicas voces que critican el dogma de la austeridad, en un reciente libro apoyado por Oxfam, se exige un cambio de rumbo, recordando que el  fracaso económico de los países desarrollados podría conducir a reducir el crecimiento en el resto del mundo y a empeorar la situación de pobreza entre los segmentos globales más vulnerables. Los autores recomiendan, entre otras medidas, el establecimiento de una tasa sobre las transacciones financieras, también conocida como ´Tasa Robin Hood´.

En el contexto europeo, la victoria electoral de François Hollande abre la puerta a un enfoque diferente; se le identifica como el líder de una revolución socialdemócrata contraria a la austeridad y a la destrucción del estado social.

Una alternativa que puede sintonizar con ideas como las de Paul Krugman, también, como Sen y Stiglitz, Premio Nobel de Economía, quien en un artículo publicado en El País afirmó:
“Lo más exasperante de esta tragedia es que era totalmente innecesaria. Hace un siglo, cualquier economista -o, de hecho, cualquier estudiante universitario que hubiese leído el libro de texto Economía, de Paul Samuelson- les podría haber dicho que la austeridad frente a una depresión era una idea muy mala.
Pero los que elaboran las políticas, los expertos y, siento decirlo, muchos economistas decidieron, en gran parte por razones políticas, olvidar lo que solían saber. Y millones de trabajadores están pagando el precio de su amnesia deliberada”.

*Publicado en Miradas de Internacional